30.3.14

El gobierno virtual

Por Julio Escoto

Nacen comentarios en torno a que asistimos al nacimiento de un gobierno con énfasis mediático y virtual, su conducta lo anuncia. Como hizo la Secretaría de Seguridad en la administración Maduro, que construía “éxitos” contra la delincuencia que no pasaban más que de la pantalla televisiva y los medios escritos confabulados, igual hoy todo parece resolverse ––y dramatizarse–– en los entes de comunicación masiva, aparentando que se rinde una auditoría social en torno a hechos, sucesos y fenómenos de interés de la comunidad, pero que en verdad, en fondo y trasfondo, nadie audita.

Oscuridades oficiales, estadísticas falsas, promesas de inversiones o de creación multitudinaria de empleos cruzan el éter y desaparecen no siendo más que palabras vertidas contra el hambre, la ilusión y desesperación de las gentes. Se miente con cinismo descomunal.

Un ministro afirma que la maquila creará “este año” 120,000 puestos de trabajo, cuando en dos décadas no logró generar más que esa misma cantidad; otro asegura que industriales salvadoreños planifican trasladar fábricas y manufacturas al país por miedo al comunismo que implantará pronto en tierra pipil el triunfador presidencial Sánchez Cerén; y un tercero confirma, cierra los ojos de emoción, que en la primera ciudad modelo, empujada incluso contra el disgusto nacional, sería mejor decir asco patriótico, se volcarán 600 millones de dólares nomás comenzando...

¿Cómo calificar a esto que no es más que falsedad, ni siquiera “wishful thinking” sino pantalla ideológica y política para adormecer a unas masas ya casi desesperadas? Se la puede titular de muchos modos pero hacerlo implicaría considerarla como hecho aislado, producido por individuos, cuando en esencia es todo un sistema de engaño y esperanza, la acción planificada de un acondicionamiento subliminal que se propone imponer sobre la realidad real otra espectral y metafórica constituida por nulas o medias verdades, por proyectos inalcanzables, metas ilusas y utopías de imposible construcción.

Póngase un caso, la coba del descenso de los registros de violencia que el observatorio universitario afirma no han cambiado sino que más bien prospecta que tienden a aumentar. El gobierno tiró sus fichas sobre la apuesta de la represión (soldados, TIGRES, policías militares, agencias investigativas) sabiendo perfectamente que no funciona pues han transcurrido seis años intentando resolver lo mismo con lo mismo y no se progresa. Y en vez de cambiar la táctica y ensayar otras audaces (aunque con menos ganancias para sus jefes e inventores) insiste en el error.

¿Qué tal si a partir de Junio, Honduras se convierte en el primer país del istmo donde las armas de todo tipo quedan absolutamente vedadas, excepto las de la fuerza policial? Y se clausura su venta para siempre, la que inyecta a las comunidades mil armas al mes entre honestos y delincuentes, volviendo imposible la paz… ¿Y si en vez de grupos represivos se crea la policía comunitaria, o como entre cantones de Suiza se fuerza a que nadie se traslade de un pueblo a otro sino tras estricta aprobación municipal? ¿Y si se exige las placas de automóviles orbi et urbi o no se circula, y se mete preso a los corruptos que las retrasan? ¿Y si se emprende la más vasta campaña educativa a favor de la sociabilidad, los principios morales y la ética, un bombardeo formativo de cinco años sobre la patria empleando, por gusto o fuerza, día a día a los medios de comunicación? ¿Y si se propone eliminar el analfabetismo en un bienio, que es posible, liberando a las masas de la ignorancia, la telenovela y las supersticiones culturales y religiosas?

Pero ello no interesa al gobierno virtual, avalado por cagatintas y aduladores a quienes compra no por pauta publicitaria sino tarifaria, como a los asesinos, que lo son de la nacionalidad. Hasta que la burbuja mediática se revele y estalle, que es lo que principia a darse ya.

 

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