Con mucho fervor y esperanza los hondureños asistirán en las próximas horas a las históricas elecciones donde cuatro millones 600 mil hondureños escogerán a un nuevo presidente y autoridades municipales y diputadiles.
Con las autoridades electas también se espera superar la crisis política que se genero desde el 28 de junio pasado cuando fue sacado del poder Manuel Zelaya Rosales por traición a la patria.
Previo a las elecciones se han desarrollado una serie de acciones para boicotearlas que han incluido el infundir temor en la población lanzando artefactos explosivos en diferentes lugares del país, principalmente en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Santa Barbara, La Ceiba y El Progreso.
Las acciones vienen de grupos seguidores de Zelaya, que apostaban a la no realización de los comicios, ya que constituye un revés para el ex presidente que cada vez esta más aislado, ya que la comunidad internacional le esta dando la espalda, particularmente Estados Unidos.
Las acciones de los pro Zelaya han aumentado los costos del proceso debido a que se han implementado nuevos mecanismos para hacerlos transparentes y que no quede ninguna duda ante la comunidad internacional.
Lo cierto es que la mayoría de los hondureños apoyan el proceso, como una salida al conflicto político que ya ha cansado la población, además de la crisis económica que ha dejado, aumentando la pobreza en el país.
Lo que también han pedido los hondureños es dejar que internamente se resuelva el problema, sin injerencias, debido a la manipulación internacional que se ha dado por parte de países que conforman la Alianza Bolivariana para las Americas (ALBA).
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