El triunfo de la selección nacional y la clasificiación al mundial de Sudáfrica 2010, ha relegado a un segundo plano la crisis política que vive el país desde el 28 de junio pasado.
La alegría ha invadido a todos los hondureños que en su mayoría son "futboleros" y que empezaron a celebrar desde que terminó el partido con El Salvador, y el de Estados Unidos y Costa Rica, de cuyo resultado también dependía la clasificación hondureña.
Aprovechando que el gobierno dio feriado nacional, los hondureños se lanzaron a las calles para celebrar el histórico triunfo en todas las ciudades del país.
En la capital, los hondureños se agolparon, desde tempranas horas, en el aeropuerto Toncontin para recibir a los seleccionados, directivos de la Federación de Fútbol y el cuerpo técnico.
Tras su arribo, la selección se trasladó al santuario de Suyapa y posteriormente a Casa Presidencial donde el presidente Roberto Micheletti les ofreció un homenaje en el salón Morazán.
La clasificación de la selección era el tema en todos los lugares públicos y en los medios de comunicación, dejando por lado el tema de la crisis política.
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