Pese a que el presidente Porfirio Lobo Sosa prometió poner todo su esfuerzo en el esclarecimiento de los crímenes de periodistas, todavía continúan en la impunidad.
Tras el asesinato del periodista Georgino Orellana, la policía también prometió resolver el caso, afirmando que a horas de hacerlo, pero ha transcurrido 15 días y hasta ahora no hay ningún detenido.
Las autoridades aprehendieron inicialmente a un guardia que andaba con la tarjeta SIM del teléfono celular de Orellana, pero fue dejado libre por los tribunales al comprobar que lo encontró botado en la calle.
Posteriormente se capturó al supuesto responsable de haberle disparado, pero la policía no presento pruebas y no se formularon cargos por parte de la fiscalía.
De manera que este último caso continua en la impunidad, como en el olvido siguen los de Gabriel Fino Noriega, Rafael Munguia, Oscar Salgado, Bayardo Mayrena, Manuel de Jesús Juarez y David Meza (gráfica), entre otros.
De nada ha servido el reclamo permanente de los periodistas hondureños y de organizaciones internacionales, porque los crímenes continúan en la impunidad, como ocurre con miles de casos de ciudadanos que han muerto y que continúan perdiendo su vida víctimas de la ola de criminalidad que afecta el país.
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