La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton (gráfica), reafirmó su compromiso en la restauración del "orden constitucional y democrático" en Honduras y exhortó a otros países a jugar "un papel positivo en el logro de esa meta".
El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, llamó esta semana a la insurrección popular para forzar la salida del Gobierno de facto, en una maniobra que Washington cree diseñada por el mandatario venezolano, Hugo Chávez. Chávez anuncio hoy el inminente ingreso de Zelaya en Honduras, lo que ha sido interpretado como un intento de desestabilizar en vísperas de la nueva ronda del diálogo que las partes mantendrán mañana en Costa Rica.
Clinton dió esas declaraciones tras una reunión, el jueves por la noche, con sus homólogos de Canadá y México. Durante la posterior rueda de prensa al diálogo tripartito, ninguno de los tres responsables de Exteriores resaltó que la vuelta de Zelaya fuera un requisito a la solución a la crisis.
El hecho de que la secretaria de Estado no mencionara al depuesto mandatario parece confirmar la tendencia que la Administración de Barack Obama está mostrando en los últimos días hacia Zelaya. El pasado miércoles, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, evitó pedir su retorno a la presidencia, pese a la insistencia de un periodista. "Continuamos creyendo que las acciones tomadas [por los supuestos golpistas] no están de acuerdo con los principios democráticos". Eso fue todo que la prensa sacó de Gibbs.
Junto a la ministra de Exteriores de México, Patricia Espinosa y el canciller de Canadá, Lawrence Cannon, Hillary Clinton ratificó el apoyo del Departamento de Estado "al proceso de diálogo que ha iniciado el presidente Óscar Arias", de Costa Rica, y que se reanudará mañana en San José. "Apoyamos una solución pacífica y negociada", dijo Clinton. Justo lo contrario que Chávez, que ha calificado el diálogo de "aborto". (Tomado de El País.com)
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