El desencanto de los sampedranos con las nuevas autoridades municipales empieza a sentirse después que han visto que hasta ahora, tras dos meses de gestión, no se han registrado cambios significativos.
El alcalde Juan Carlos Zúniga habla constantemente de las medidas de austeridad que esta implementando reduciendo personal, lo que ha sido desmentido por analistas que aseguran que si bien hay despidos, también se ha recontratado, y en algunas oficinas, más de los empleados anteriormente.
El edil también fue desmentido con la cacareada reducción de gastos de combustible y teléfonos de los regidores, que según sus cifras son tres millones de lempiras mensuales, pero no supera los 600 mil lempiras, de acuerdo al ex regidor Guillermo Villatoro.
Zúniga tampoco ha tomado medidas para aumentar los ingresos y las empresas procesadoras de agua, por ejemplo siguen pagando pequeñas tarifas por la explotación del agua, mientras la población sampedrana paga diez veces más por metro cúbico.
Otra forma de mejorar ingresos que se ha sugerido es ajustar el cobro por el uso de suelo y espacio aéreo para las empresas televisoras de cable y de telefonía. La falta de valentía en esos casos le ha ganado la simpatía de la Cámara de Comercio e Industrias de CortÉs, pero el rechazo del pueblo.
La municipalidad viene de un bache financiero enorme, empero Zúniga sigue sin tomar las medidas para sacarla adelante.
El novel y engreído alcalde sigue en deuda con los sampedranos que vienen de una fuerte decepción con los dos últimos gobiernos municipales y que no ven esperanzas en las actuales autoridades.
Algunos manifiestan que ante la ineficiencia municipal se esta lanzando una cortina de humo diciendo que funcionarios están siendo amenazados de muerte.
Además, según analistas, se busca encubrir las denuncias de acoso sexual que se han formulado contra algunos improvisados jefes que llegaron a la alcaldía por la amistad con Zúniga, sin importar la capacidad.
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